jueves, 10 de octubre de 2024

Kingpins Of The Syndicate

 

 01

Encantador. Mortal. Un monstruo vestido con un traje de tres piezas.

Wynter Star.
Realista con el más romántico de los corazones, ocultándolo todo bajo su fama de princesa de hielo.

Los dos nunca estuvieron destinados a cruzarse. Cuando lo hacen, los mundos chocan y los volcanes entran en erupción.
Basilio la hace sentir de todo cuando está con él. Protegida. Amada. Deseada.

Todo monstruo tiene una debilidad. Ella es la suya. Su obsesión. Su adicción. Su única salvación.
El suyo es un amor retorcido por los secretos y manchado por las mentiras. Y cuando la historia llama a su puerta, podría destrozarlo todo.


2


Dante DiLustro.
Persistente. Tenaz. Mortal.
El diablo.

Juliette Brennan.
Tenaz. Hermosa. Formidable.
La descarada.

Nunca esperó su persistencia, ni la forma en que su cuerpo se calentaba cada vez que el diablo se acercaba, lo que sólo la hacía luchar contra la atracción con más fuerza.

Tenía que vengarse y ahora había sangre en sus manos. Tenía sus secretos y pensaba guardarlos. Que el mundo pensara que estaba loca, fuera de control. Así era más fácil ocultar sus verdaderos pecados.

Una visita a Las Vegas envió todo en espiral al infierno. Había una razón por la que Dante era considerado el Devious Kingpin.

Pero una cosa era segura.
Esta Juliette no necesitaba un Romeo y ciertamente no era una damisela en apuros.




3


Christian “Priest” DiLustro.
Un príncipe encantador.
Solo cuando le convenía.

Lo probé y me volví adicta. Pero era un bastardo sin corazón y un arrogante príncipe mafioso cuyo único objetivo era ignorarme después de quitarnos la comezón.
Justo cuando creía que los dos lo habíamos superado, se abalanzó sobre mí y me dijo que había hecho una promesa que pretendía cumplir, aunque nos matara a los dos.

Ivy Murphy.
Una princesa de la mafia irlandesa.
Mía.

Puede que empezáramos como un sueño, pero ahora yo era su pesadilla. Estaba dañado, marcado por mi pasado. Aun así, no podía permitir que nadie más la tuviera.
Así que robé un contrato de matrimonio y su corazón. No era mío, pero lo tomé de todos modos.
En lo bueno y en lo malo, en la salud y en la enfermedad, pensaba quedármela.
Hasta que la muerte nos separe.






No hay comentarios:

Publicar un comentario