Hendrix Ford es un idiota, un vividor y nuestro desprecio es mutuo.
¿Necesito decir más?
Este sentimiento hostil es más como una segunda naturaleza en este punto. Algo incrustado profundamente en nuestro ADN desde la infancia hasta el punto de que nuestras líneas de mezquindad tienden a mostrarse con bastante frecuencia bajo los ojos curiosos de la alta sociedad.
Pero, por suerte, nuestras madres son mejores amigas, lo que significa que nos cruzamos más a menudo de lo que nos gustaría.
Y, lo no tan gracioso, es que estamos a punto de estarlo más que nunca con una palabra nauseabunda: matrimonio.
Eso es un problema colosal.
No sólo porque no soporto respirar el mismo aire que él, sino porque tengo un secreto que llevo años ocultando a la clase alta de Nueva York.
Y Hendrix... lo usará en mi contra para arrancarme todo lo que guardo cerca de mi corazón.
Puede que lo desprecie.
Pero mi rencoroso enemigo tiene una erección por hacerme sufrir.
Preferiría follármela con los ojos que casarme con ella.
Aspyn Miller es la perdición definitiva de mi cordura, jugando con alguna estupidez de Gossip Girl, y prefiero que siga siéndolo a tener que aguantarla cinco años siendo mi esposa.
Gracias a nuestros padres y a su excelente toma de decisiones, estoy atascado con la mujer que hará todo lo posible por ponerme bajo cualquier titular, con cualquier mentira que haya conjurado en esa creativa cabeza suya.
Por desgracia, sus gruesos muslos no compensan su bocaza.
Y eso es, de nuevo, un inconveniente para mí.
Estoy intentando crear una empresa y mis inversores creen que soy un chico rico con derecho a todo, con el coño siempre en el cerebro y con el sentido de los negocios de un puto adolescente.
Ella no quiere casarse conmigo. Yo no quiero casarme con ella.
Y estoy seguro como el infierno no agitando mi bandera blanca para una tregua.
Sin embargo, tengo una bomba nuclear cuando descubro su pequeño secreto encantado que, a su vez, sólo hace que la odie más
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