1
Para salvar un reino, debe hechizar a un monstruo.
Trasladada al reino mágico de Avalon, Gwen se encuentra en manos de su oscuro y hermoso soberano: Mordred, el Príncipe de Hierro.
El príncipe ostenta el poder total en Avalon, atrapando a sus rivales en una prisión de cristal encantada. Pero muestra una extraña amabilidad hacia Gwen.
Al no ver otra forma de escapar, Gwen llega a un acuerdo con el enemigo de Mordred. Si consigue romper el cristal, podrá volver a casa.
Gwen se une a la corte de Mordred con un plan para robarle el corazón y destruir su premio.
El deseo surge de inmediato entre ellos. Pero Mordred es un huésped peligroso. A medida que se acercan, su pasión y su ira arden con más fuerza.
Gwen sería tonta si confiara en él.
Y aún más tonta si traicionara su confianza...
2
"Corre, Gwen. Corre tan lejos y tan fuerte como puedas. Porque cuando te atrape... me pertenecerás".
Cuando destrozó el Cristal de Hierro y devolvió la magia a Avalon, Gwen también destrozó el corazón de Mordred. Dividida entre su pasión por Mordred y la ira de éste por su traición, huyó a la naturaleza.
La elección de Gwen ha transformado Avalon, y la isla rebosa de maravillas mágicas liberadas del cristal. Pero Gwen también liberó a los viciosos y caóticos elementales. Desesperados por vengarse de Mordred, algunos de ellos ven a Gwen como una aliada, otros como una rehén.
Ahora, el Príncipe de Hierro persigue a Gwen sin descanso, aunque por las noches la visita en sueños, incapaz de romper el deseo que los une. Ella es su debilidad. Si sus enemigos la capturaran, él sabe qué haría cualquier trato, rompería cualquier juramento para devolverla a su lado.
Mientras los elementales se preparan para la batalla, Gwen se enfrentará a una elección imposible. ¿Podrá quedarse de brazos cruzados mientras la magia de Avalon es destruida una vez más? ¿O luchará para derrocar al hombre que ama?
OPC2
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