Todavía estaba de luto por la pérdida de mi madre cuando mi padre anunció que se casaba y olvidó decirme que su novia y sus tres hijos se mudarían a nuestra casa. Odio a mis nuevos hermanastros. Conozco a los hermanos Demetriou desde que éramos niños. Mientras yo era la chica gorda y torpe, Ares, Apolo y Atlas eran tan hermosos como los dioses griegos que les dieron nombre. Están acostumbrados a que las mujeres caigan rendidas a sus pies. Pero no me dejo cegar por su apariencia y encanto. Así que cuando empiezan a coquetear conmigo, desconfío de ellos de inmediato. Sé que intentan acercarse a mí para descubrir un secreto del pasado. Un secreto que los trajo de vuelta a mi vida. Un secreto que podría destruir a mi familia. Pero a medida que estos hombres ponen mi vida patas arriba, me estoy volviendo adicta a cómo me hacen sentir. Solo tengo que recordar una cosa: son el enemigo.
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