jueves, 19 de septiembre de 2024

The Maxwell Brothers




Tate

Como padre soltero divorciado, vivo según tres reglas:
1. Asegurarme de que todos los días mi hija, Paisley, sepa que es la número uno en mi vida. Pase lo que pase.
2. Mantener el contacto con mi exesposa infiel al mínimo.
3. Convertir Maxwell Wineries en un legado que mantenga a Paisley preparada para toda la vida.

Cuando contrato a Lexi para que cuide a mi hija, me doy cuenta de que necesito otra regla: no perseguir a la niñera de Paisley.
Pero incluso si tuviera esa regla, no importaría. Porque ya la estoy rompiendo.

Lexi
Cuando mis padres necesitan ayuda con sus gastos médicos, me inscribo en un trabajo de verano: cuidar a una niña de nueve años.

Como profesora, me encanta trabajar con niños, así que me estaba preparando para pasar unos meses de una forma divertida.

No contaba con que su padre fuera el hombre más atractivo que he conocido. Su determinación de darle a su hija lo mejor de todo me conmueve profundamente.

Definitivamente no esperaba que él me tentara constantemente a cruzar una línea, haciéndome olvidar que tengo una regla de oro: no salir con un padre.

Especialmente cuando mi familia cuenta con que mantenga mi trabajo





2
Como portero estrella de la liga de hockey sobre hielo, vivo conforme a tres sencillos principios:

1. Mantener una imagen impecable.
2. Esforzarme al máximo en el hielo.
3. No irritar a los jefes… demasiado.

Lo estaba petando hasta que un percance dañó mi imagen. Ahora, la directiva me exige que recupere mi reputación entrenando a un grupo de chavales. Y vaya si me estoy encariñando con esos increíbles mocosos, así como con la coordinadora del programa, Kendra.

Estoy decidido a demostrar mi valía, pero la atracción que siento por Kendra me pilla totalmente por sorpresa. Ella mantiene la guardia alta, pero a mí me gustan los retos.

Las instrucciones de la junta directiva son claras: Debo mantenerme alejado de Kendra.

Pero hay una razón por la que soy el mejor. Nunca permito que nadie se interponga en mi camino





Me mudé a Chicago seis meses atrás con el propósito de abrir por fin mi propia pastelería. Encontré un sitio para vivir cuya casera era una mujer muy dulce y me trataba como a una nieta.
Hasta que un buen día, la señora vende la casa. Y ahora tengo por casero y vecino al mismísimo demonio, ya que vivo en la casa de invitados de su propiedad. Declan Maxwell es temperamental, inflexible y demasiado serio. Por desgracia para mí, también es muy sexy.
En una ocasión, tuvo el descaro de tocar la puerta en mitad de la noche para exigirme que baje el volumen de la música, pero lo mandé a tomar por saco. Aunque en secreto, también me fijé en él. Y esa es nuestra dinámica casi todas las noches.
El hombre es insufrible, pero necesito un lugar donde vivir mientras ahorro para emprender mi negocio y la casa es una verdadera ganga. No me queda más opción que aguantar a ese apuesto diablo, y mantenerlo a distancia, porque es demasiado guapo.
Sin embargo, un buen día, al volver a casa con una herida que me hice en el trabajo, Declan me sorprende gratamente curándome la mano.
Y besándome.
Y en un abrir y cerrar de ojos, toda esa intención de mantener la distancia se hace humo



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