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Nunca le he pedido a un extraño que tome mi virginidad
Rosalie
Tengo un plan. Una meta. Nunca se me ocurrió lo protegida que estaba hasta que jugué... y fallé un juego de Nunca he. Ahora tengo una lista de primeras veces que quiero experimentar.
Y solo hay una persona que puede ayudarme con eso.
Grayson es todo lo opuesto a mí. Tatuajes, cabello oscuro, piercings. Lo que sea, probablemente lo haya hecho.
Y ahora estoy en camino a pedirle que tome mi virginidad y que me muestre su mundo. Cómo vive. Cómo puedo ser como él.
Grayson
Un ángel.
Esas son las primeras palabras que me vienen a la mente cuando veo a Rosalie parada afuera de mi puerta, sosteniendo una sucia lista de cosas por hacer en sus manos, rogándome que la corrompa.
Debería decir que no. Todo en mí grita que esto es una mala idea.
Soy el chico malo, el jodido, el chico que no tiene relaciones.
Ella es una buena chica, inocente y cree en el amor.
Esto nunca funcionará.
¿Por qué quiero decir que sí? "
Gira la botella para decidir tu destino.
Leila.
Tengo reglas. ¿Citas? Fuera de cuestión. ¿Aventuras de una noche? Esa es mi especialidad. Es decir, hasta que un juego inesperado de girar la botella me deja cara a cara con Aiden Pierce, el capitán del equipo de baloncesto de Redfield. Es cautivador, talentoso y persistente, y poco a poco va desmantelando mis defensas hasta que llegamos a un acuerdo. Sin ataduras y en absoluto secreto. Se suponía que sería sencillo, pero cuanto más tiempo paso con él, más difícil se vuelve recordar por qué no podemos estar juntos.
Aiden.
Esto nunca fue parte del plan. Leila Pérez es tentadora, asertiva e inalcanzable. Y después de una noche caliente que se ha grabado en mi mente, dejándome con ganas de más, llegamos a un acuerdo.
Mantenerlo físico y nada de sentimientos. Pero cuanto más la veo, más se profundiza mi deseo por ella, incluso cuando sus dudas intentan alejarme.
Estoy decidido a demostrarle lo bien que podemos estar juntos, si tan solo se animara.
Solo hay un problema: le estoy ocultando algo que amenaza con desmantelar todo lo que hemos construido.
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