No existe el hombre perfecto, pero Xavier Rush se acerca peligrosamente.
Un veterinario guapísimo con el porte de un dios griego… mientras acaricia a un gatito diminuto.
Un sí inmediato.
Hasta que Xavier abre la boca y demuestra que incluso los dioses esculpidos pueden decir la peor cosa posible.
Pero de verdad, la peor.
Por supuesto, no hay nada que Samantha disfrute más que demostrarle a un imbécil que está equivocado… a menos que, claro, él pueda admitir su error.
Después de una cita increíble y aparentemente interminable, Samantha se ve obligada a aceptar la verdad: su familia está en crisis y cualquier tipo de relación es imposible.
Samantha le ruega a Xavier que la olvide, que recuerde su noche juntos como un momento perfecto, por más doloroso que sea.
Pero ninguna distancia ni el paso del tiempo son suficientes para borrar lo que hay entre ellos.
Y lo único mejor que un recuerdo perfecto es construir una vida -e incluso un amor-, digno de recordar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario