miércoles, 25 de junio de 2025

Magnolia Falls

 

 1


Demi Crawford era la realeza de Magnolia Falls.  
YO ERA EL BOXEADOR DEL LADO EQUIVOCADO DE LAS VÍAS.  
Ella era el epítome de todo lo bueno, mientras que yo era reservado y rebelde.  
No podíamos ser más diferentes.  
Su familia era el enemigo NÚMERO UNO, lo que la hacía culpable por  
asociación.  
La despreciaba incluso antes de conocerla.  
ERA MÁS FÁCIL ASÍ.  
Pero ahora se había mudado a la casa de al lado, y estaba en todas partes a donde miraba.  
No podía evitarla, por más que intentara.  
Era hermosa, HONESTA Y DULCE.  
Todo lo que sabía que no debía desear.  
No debía necesitar.  
Dicen que hay una DELGADA LÍNEA ENTRE EL AMOR Y EL ODIO, y no sé cuándo la crucé.  
Estaba tan envuelto en esta chica que no podía pensar con claridad.  
Ella era el gancho de derecha que nunca vi venir.  
ODIARLA SE SUPONÍA QUE SERÍA MI OBJETIVO FINAL.  
Amarla… bueno, eso era solo el comienzo.  
Pero los secretos que vivían entre nosotros amenazaban con separarnos.  
Por suerte para ella, YO ERA UN LUCHADOR NATO.  
Y definitivamente ella valía la pena.




2
Un pueblo pequeño, de enemigos a amantes, obsesionada con los chicos, una familia encontrada, romance independiente de la autora superventas de USA Today y Amazon, Laura Pavlov.

Ruby Rose me declaró enemiga antes de que tuviera la oportunidad de defenderme.
Puede que yo sea abogada, pero esta chica se había autoproclamado juez y jurado.

Y a mí nunca me había importado un buen intercambio verbal.
Había un consuelo en ir a la batalla contra la reina malvada.
Tal vez era solo el reconocimiento de un alma herida a otra.
Pero cuanto más peleábamos, más la anhelaba.
Hasta que nuestra discusión se convirtió en una especie de apuesta.
Una que estaba decidida a ganar.
Una vez. Sesenta segundos. Un secreto que solo nosotras compartiríamos.
Haría mi magia y ella me declararía ganadora.
Yo me regodearía, ella se enfurruñaría: ese era mi plan.
Estaba decidida a demostrar que estaba equivocada.
Pero desde el momento en que cruzamos la línea, no hubo vuelta atrás.
Estaba tan bajo mi piel que no podía pensar con claridad.
Sentir cosas que nunca antes había sentido era una cosa.
Pero saber que el tiempo corría era otra.
Ruby Rose me dio más de sesenta segundos, pero no me ofreció una eternidad.
Y ahora mi mundo no funciona sin ella.
Pero ¿cómo la convenzo de que se quede, cuando ya tiene un pie fuera?





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