1
Me caso dentro de unos meses y me acabo de enterar hace cinco minutos.
Mi primera reacción fue: "¡No, gracias!". Pero resulta que mi prometido es el poderoso Don de NYC, y el 'no' no es una opción.
Christian D'Angelo es tan atractivo que su presencia puede matar, y lo hace con sus propias manos.
Resulta que soy un peón en un peligroso juego para saldar la deuda de mi familia.
Pensó que podría poseerme hasta que descubrió que no me silenciaría. Una cosa llevó a la otra, y nuestras bromas se convirtieron en lujuria, se convirtieron en amor y se convirtieron en una prueba de embarazo positiva.
Pero me niego a decírselo porque no voy a ser enjaulada y arrojada a su calabozo... de nuevo.
En el fondo, tiene un corazón de oro, y me he encontrado locamente enamorada del hombre más aterrador que he conocido.
Pero no hay manera... Me voy a casar con el Don de la Furia.
2
Odiarle era fácil.
Trabajar para él era complicado.
Quedar embarazada de un heredero de la mafia... está prohibido.
Estaba abandonada y el atractivo millonario vino a rescatarme.
Su actitud chulesca prácticamente me retaba a rechazar su oferta, pero, pensé que solo era un viaje y que no volvería a verle, ¿verdad? Me equivoqué.
Semanas después, entré en mi nuevo trabajo y allí estaba él, delante del escritorio de mi jefe.
Un día, entré en su despacho poco iluminado y me lo encontré sin camiseta.
Mis ojos traidores parpadearon hasta sus labios,
cada centímetro de mí me suplicaba que cerrara la distancia y él accedió encantado.
Solo hay un problema.
La familia de mi jefe dirige la mafia y la mía, el FBI.
Nuestras familias han dejado claro que nuestro amor desafía todas las normas y está estrictamente prohibido.
3
Un encuentro fortuito me llevó a un contrato de citas... con un mafioso.
Estaba desesperada y necesitaba un novio ficticio. De todas las personas de la ciudad, choqué con el despiadado millonario Carlo D'Angelo.
Su corazón es tan frío como el hielo, pero él es tan jodidamente ardiente que es sorprendente que no se haya derretido.
Al ser confundirlo con mi novio imaginario, me dejé llevar y, para mi sorpresa. ..... me siguió el juego.
Descubrí que él tiene su propio plan, y necesitábamos tres cosas sencillas: conocernos para que nunca nos pillaran desprevenidos, hacer algunas apariciones públicas juntos y... compartir un par de besos.
Al final, él consigue un edificio que ha estado intentando comprar a mi padre, y yo me libro de un matrimonio concertado.
El plan parecía perfecto.
Somos totalmente opuestos, así que el romance nunca ha sido una opción.
Yo salvo vidas, y él... las quita.
Así que nada podía salir mal, hasta que empezó a llamarme... suya.
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