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Mi padre se vio obligado a dejarme con un monstruo. Kurg me arrancó de la vida protegida que conocía. Tomó mi comodidad y la arrancó, dejando sólo el duro y desolado planeta alienígena como mi hogar. A mi padre le dijeron que cualquier intento de rescate me llevaría a la muerte.
Ese fue el día en que la esperanza murió.
Cada palabra de este señor de la guerra Vakutan es para que la obedezca. Él controla mis movimientos. Con quién puedo hablar. Cuando puedo comer. Lo que puedo vestir. Él es mi señor. Pero no tiene idea de la traición en mi corazón. Que estoy esperando mi momento, y que cuando le dé la espalda... Es cuando lo apuñalaré en la suya.
Él cree que somos compañeros. Que voy a ser su reina en su feudo enfermo y retorcido. Así que me mima. Me cuida. Todo el tiempo trato en vano de no enamorarme de él. Porque sé que pronto tendré que matarlo.
Y por muy feliz que sea ahora, nunca debería pensar que soy algo más que...
El juguete de un monstruo.
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