1
Se suponía que fregaba pisos, no sangre.
Pero la noche que lo conocí, la nieve de Moscú se volvió roja.
Era un peligro con un abrigo a medida,
un hombre hecho de cicatrices y silencio.
Su mundo era balas y traición,
y de alguna manera, caí en él.
Me dijo que limpiara su desastre.
Debería haberme ido.
En cambio, me quedé...
atraída por la calma en su violencia,
por cómo su voz hacía que el pecado sonara sagrado.
Ahora estoy atrapada entre el deber y el deseo,
entre la frágil confianza de mi familia
y el hombre que reclama mi alma como una deuda.
Porque en algún momento entre disparos y luces navideñas,
dejé de fingir que no era suya.
Y ahora, sus enemigos saben la verdad:
el secreto que crece en mi interior.
Creen que me derrumbaré.
Creen que suplicaré.
Pero no entienden:
reducirá Moscú a cenizas antes de dejarme ir.
Y si no me encuentra antes de medianoche…
no quedará ninguna Navidad que salvar.-
No hay comentarios:
Publicar un comentario