
La noche que pillo a mi marido engañándome es la noche en que dejo de fingir.
No lloro. No grito.
No me enfado, me desquito.
Así que llevo a casa a otro hombre.
Un desconocido de mirada malvada y una sonrisa tan aguda que podría abrirme en canal. Dejo que me posea en la casa que comparto con un mentiroso.
¿Un momento de debilidad? Quizás.
¿Un momento de venganza? Sin duda.
Pero él me vio, la oscuridad, el hambre, las partes que mi marido odiaba, y quería más.
Corrí antes de caer aún más en su abismo.
Un año después, me cuelo en una de las fiestas más prohibidas de la ciudad...
Y vuelvo a caer en medio de su mundo depravado.
Solo que esta vez, está prometido a otra.
Y jura que no me dejará ir.
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