Vine a las montañas buscando paz, no para reencontrarme con los peores recuerdos del instituto.
Pero cuando abro la puerta de la casa de vacaciones de mi mejor amiga, los encuentro a ellos.
Camden es arrogante, intocable, y su sola presencia exige una atención que no merece. Era el cabecilla de mi tormento entonces, y sus ojos verdes todavía despiertan sentimientos que me niego a admitir.
Sutton es el chico dorado encantador, cuya sonrisa siempre me recordó que yo nunca pertenecería. Y de alguna manera, esa sonrisa es aún más embriagadora ahora.
Y luego está Rowan. Taciturno, brutalmente honesto, y alguien que nunca sigue las reglas. Podía desarmarme con una sola mirada hace diez años… y nada ha cambiado.
Debería irme, pero no tengo a dónde más ir. Y cuando la tormenta de nieve nos deja atrapados, sobrevivir significa compartir el calor, el espacio… y secretos que nunca pensé escuchar de sus labios.
Los chicos que una vez me hicieron sentir pequeña ahora son hombres —ricos, poderosos, devastadoramente atractivos—, y no juegan limpio. Cada mirada enciende viejos rencores y una atracción prohibida. Cada roce borra la línea entre el odio y algo que no debería desear.
Pero cada discusión y cada instante de cercanía forzada solo prueban lo que ya sé.
Lo único más peligroso que odiarlos… es desearlos a todos.
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