Como la bruja y el Jinete sin Cabeza, siempre has sido tú, Izzy, quien ha controlado las cuerdas de mi corazón. Muy pronto, sabrás hasta dónde llegaré para poseer el tuyo.
No pasa gran cosa en un pueblito tranquilo como el mío. Al menos eso es lo que pienso hasta que una noche todo cambia. La gente desaparece a un ritmo alarmante, pero aún más inquietante es cómo terminan en mi mesa. Soy forense y no soy ajeno a la muerte, pero ni siquiera yo estaba preparado para el juego retorcido que practica este asesino.
Se vuelve personal cuando despierto con un regalo y una nota que dice: « Quien gana mil corazones comunes tiene derecho a cierto renombre, pero quien mantiene una influencia indiscutible sobre el corazón de una coqueta es, sin duda, un héroe». Conozco bien la cita de Washington Irving. Sleepy Hollow es una de mis historias favoritas, o lo era hasta que la vida real y la ficción comenzaron a difuminarse. Ahora, ya no sé qué es real.
La única persona en la que puedo confiar es el detective Crane, un viejo amigo y mi amor del instituto. A medida que surgen chispas entre Branson y yo, los cadáveres se acumulan más rápido y el asesino se vuelve más audaz. Ahora temo habernos puesto a ambos en la mira del asesino. Una cosa es segura: algo oscuro se ha desatado, y yo soy el objeto de su afecto.
Nada podría prepararme para el deseo desquiciado que se enciende en mi interior ni para la verdad que convierte mi pueblo en Headless Hollow.
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