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Jake Whitley y yo empezamos con mal pie. Y a partir de ahí, todo va cuesta abajo.
Tras el derrumbe de mi carrera, estoy decidida a ganarme la vida con mi nuevo negocio de organización de eventos.
Pero Jake y yo nos distanciamos desde el momento en que subo a su avión privado.
Quiere deshacerse de mí. Quiero organizarle a su abuela la celebración de su vida... en su propiedad de Martha's Vineyard.
Es arrogante, gruñón y se comporta como si fuera el dueño del mundo. También es guapísimo, pero yo jamás cruzaría esa línea. No puedo permitirme otro error en mi vida profesional. No es que Jake se sienta atraído por mí.
Justo cuando me preparo para otra conversación acalorada, descubro a un hombre completamente diferente bajo la fachada que ha creado. Afirma que siempre me ha deseado.
Lo último que necesito es que este hombre guapísimo me haga cambiar de opinión. Pero Jake tiene otras ideas, y también su abuela casamentera

La última vez que vi a Cade Whitley, yo era la chica curvilínea y nerd que le daba clases particulares de matemáticas. Él era el chico popular que solo me veía como amiga. Ahora es el director ejecutivo de la competición.
En cuanto nos volvemos a ver, empezamos a sacarnos de quicio... y acabamos coqueteando.
Pero tiene que ser pura casualidad, ¿no? Al fin y al cabo, lo único que tenemos en común es la pasión por la industria del café y el cariño por su abuela casamentera.
Al menos, eso creo.
En el instituto, me enamoré de él. Y no fue correspondido. No quiero que la historia se repita.
Entonces me besa en su oficina y me marea.
Esto es peligroso. Podría volver a romperme el corazón. Mi jefe podría enterarse.

Soy Spencer Whitley, CEO de una empresa multimillonaria. Pero, puertas adentro, soy un padre soltero que aún está aprendiendo sobre la marcha .
Entre devorar libros sobre crianza y pelearme cada noche con la rutina del sueño del enano, apenas me queda cabeza para pensar en otra cosa.
Pero cuando conozco a mi vecina, mi mente empieza a dispersarse. Penny es guapísima… y un auténtico desastre andante. Cuando se cae justo delante de mi casa, se me disparan todos los instintos protectores.
Mientras le curo las heridas, no puedo pensar en otra cosa que en conocerla mejor. Y cuando la veo jugando con mi hijo, empiezo a bajar la guardia sin remedio.
De repente, no paro de inventar excusas para invitarla a casa. Ambos tenemos buenas razones para ser cautelosos. Yo quiero centrarme en mi hijo y ser un buen padre. Penny necesita empezar de nuevo tras una ruptura complicada. Lo que no puedo negar es lo mucho que la deseo. Pero… ¿merece la pena correr el riesgo?
Pero Cade tiene una forma de hacerme olvidarlo todo... menos él.
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