La lista de cosas que odio es corta. Ni siquiera mi futuro exmarido está en esa lista. No. Solo guardo lo peor de lo peor, la crème de la crème, lo absoluto que ni siquiera puedo para esta lista...
1. Café negro
2. Gente grosera
3. Nathaniel Bradley
Por eso, cuando mi padre me informa que va a convertir a Nathaniel Bradley en su nuevo socio comercial y, a su vez, en mi jefe, me pongo furiosa.
1. Es un sabelotodo molesto.
2. Me llama princesa malcriada cada vez que puede.
3. Desaprueba todo lo que hago.
Entro en esto sabiendo que odiaré cada segundo en su presencia. Excepto que cuanto más tiempo está cerca, más me encuentro mirando sus labios y recordando la única vez que estuvieron en los míos. De repente me encuentro mirando sus manos y preguntándome cómo se sentirían en mi piel.
Intento reaccionar, pero supongo que no soy tan inteligente como creía. Por mucho que me recuerde las veces que casi me abalancé sobre él y él me apartó, sigo cayendo poco a poco.
Siempre había oído que era mala idea mezclar los negocios con el placer, y si ese es el caso, lo de Nathaniel lleva la vida escrita por todas partes.
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