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Aunque no tengo claro dónde se consigue una copia oficial del código de chicas, parece que «no codiciarás al padre atractivo de tu mejor amiga» está bastante arriba en esa lista.
Aunque a mi cerebro de maní cargado de hormonas le encantaría leer en cada interacción que hemos tenido, e imaginar que él también ha estado suspirando por mí, claramente no se puede confiar en mi juicio. Es hora de seguir con mi vida.
Desafortunadamente, la codicia es una condición difícil de abandonar cuando te encuentras pasando la Navidad a solas con él en su elegante casa.
Es aún más difícil cuando sumas la tormenta del siglo, una montaña de nieve donde debería estar la entrada y descubrir que el padre de tu mejor amiga no es tan desinteresado como pensabas.
Ahora, lo único que sé con certeza es que esta es una Navidad que nunca olvidaré.
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Así que, antes de que me juzguen con demasiada dureza por lo que les voy a contar, creo que es importante aclarar que yo no soy así. Para nada.
Si alguien buscara en Google " hija mayor cautelosa, responsable y complaciente" , probablemente aparecería una foto mía horneando veinticuatro panes de plátano para todos los vecinos del edificio después de que mi compañera de piso inundara el baño.
Así que, como pueden ver, no soy de las que se enamoran del padre multimillonario de su ex después de pasar tres días atrapada en su casa en Navidad.
Tampoco soy de las que siguen en contacto con él después de volver a casa, manteniendo la fachada de amistad cuando el tácito "si tan solo las cosas fueran diferentes" nos ronda la cabeza.
Ahora es San Valentín y Julian Ballard está en mi puerta.
No debería cambiar nada. Al fin y al cabo, las chicas cautelosas, responsables y complacientes no se enamoran del padre de su ex.
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Dediqué mi vida entera al ballet, ¿y qué conseguí? Una cojera, una tarjeta vaginal intacta y cero perspectivas laborales.
Quedarme en el apartamento de mi hermana, viendo concursos y compadeciéndome de mí misma parece la forma ideal de pasar el tiempo hasta que sepa qué hacer.
Por desgracia, mi padre no está de acuerdo. Gracias a él, ahora pasaré mis días grapando papeles en su estudio de arquitectura, bajo la atenta mirada de su socio.
Holden Ellinger es la última persona que quiero que me vea en mi peor momento. Puede que sea obscenamente atractivo, pero también es un playboy engreído con demasiado dinero y un miedo patológico al compromiso. ¿
El único lado positivo de esta situación? Mi nuevo jefe me quiere muchísimo y, al parecer, me encanta provocarla.
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