Como dice el viejo refrán, “Huye al circo”, y parece que eso es exactamente lo que he hecho. Excepto que no se trata de un circo cualquiera, sino de Oddity Carnival, considerado el espectáculo más horroroso de Estados Unidos. Resulta que no estaba huyendo del terror, sino que, sin darme cuenta, volvía a su escalofriante abrazo.
En un intento de adaptarme a mi nueva vida de locura, me encuentro sumergida en una pesadilla: Hellion, el cabecilla de The Hollow's. Con ojos que parecen remolinos y tatuajes que parecen retorcerse y latir a lo largo de su piel, me atrapa en su retorcida red, con su siniestra obsesión fijada en su muñeca rota.
Hellion busca destrozarme, destrozarme a través del dolor y el sufrimiento para su propio placer enfermizo. Pero lo que no se da cuenta es que el dolor no es algo ajeno a mí, es mi hogar. A medida que se adentre más en sus juegos depravados, comprenderá que no me rompo tan fácilmente. Soy un mosaico de fragmentos astillados y piezas intrincadas de un rompecabezas, un enigma complejo que incluso Hellion, con todas sus necesidades distorsionadas, puede tener dificultades para captar o comprender.
Una vez que los antojos de un sádico chocan con los deseos sumisos de un masoquista, el mundo que nos rodea se disuelve en una niebla de oscuridad prohibida y felicidad insaciable, donde los límites se difuminan y las inhibiciones se desvanecen en el olvido. Por malvado que pueda ser este carnaval, donde las ilusiones se entrelazan con las sombras, la esencia de quiénes somos sigue siendo incomparable, desafiando el delirio que nos rodea.
Pero, debajo de nuestra fachada de pinturas faciales y detrás de nuestros velos de secreto, se encuentran verdades inquietantes que tienen el poder de remodelar el tejido mismo de nuestra realidad perturbada.
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