Bel preferiría morir antes que pensar en el futuro. ¿Solicitudes de ingreso en la universidad? Qué gracioso. ¿Actividades extracurriculares? Ni hablar. Pero cuando sin querer revela su talento para la ingeniería, no le queda otra alternativa que unirse al club de robótica de su instituto. Aunque eso no es lo peor. Todos los chicos la ignoran, y ni siquiera parece caerle bien a Neelam, la única otra chica del equipo.
Por otro lado, está Mateo Luna, el capitán del club, que reconoce el potencial de Bel… hasta que comienzan a tener diferencias. A Bel no le preocupa el campeonato nacional, y a Teo le preocupa demasiado. Sin embargo, a medida que las noches de trabajo después de las clases se hacen cada vez más largas, Bel y Teo se dan cuenta de que han creado algo más que un robot listo para competir en el campeonato: también han conseguido sacar lo mejor de ambos, así como del equipo. Porque las chicas sí que pertenecen al campo de las ciencias, la tecnología, la ingeniería y las matemáticas.
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