¿Quieres saber qué es más jodido que el cabrón de tu ex marido vendiéndote a un peligroso jefe de la mafia rusa?
Tengo la respuesta...
Descubrir que el preservativo no pudo soportar la intensidad de tu sórdido tango entre las sábanas con dicho jefe de la mafia rusa.
No me malinterpretes, todo eso del rollo de una noche, no suele ser mi estilo.
Simplemente soy Laura. - Rata de biblioteca. Vainilla. Aburrida.
No tenía pensado morrearme con él, pero Dios, no pude resistirme.
¿Has visto a ese hombre?
Mandíbula cincelada, ojos ardientes, cuerpo hecho para el pecado.
Es una tentación andante y parlante con un elegante traje.
Y cuando me persiguió desde su club, envolvió mi cuerpo semidesnudo con su abrigo de marca, se ofreció a llevarme a casa en su elegante cochazo negro.
Bueno, digamos que mis bragas no tuvieron ninguna oportunidad.
En un momento me ahogo en esos seductores ojos, sus labios devorando los míos como un hambriento.
Y cariño, yo era un bufé de todo lo que puedas comer.
Lo siguiente que sé es que estoy en sus brazos.
Llevada como una princesa hacia su ático.
Poco sabía yo, que nuestra pequeña incursión entre sábanas, tendría consecuencias que cambiarían mi vida.
Preservativo roto.
Dos líneas rosas.
Un bebé creciendo en mi vientre.
¿Y el papi?
Nada menos que Victor Morozov.
Jefe de la mafia. Capo despiadado.
El papi de mi bebé.
2
Vendida a la Bratva Morozov.
Me autoconvencí que podría sobrevivir trescientos sesenta y cinco días como su esposa cautiva.
Recuperar mi librería.
Sencillo, ¿verdad?
Error.
No estaba preparada para el deseo puro y duro de su mirada.
La forma en que me devora noche tras noche.
Promete arruinarme para cualquier otro hombre.
Y estoy pagando por mi ingenuidad,
Un gemido obsceno cada vez.
Pero tampoco anticipé el hambre.
Los vómitos.
Las tres pruebas de embarazo positivas.
El bebé de Viktor Morozov.
Creciendo en mi interior.
Justo cuando creo que es el «felices para siempre», Eli y yo somos secuestradas.
Para salvarnos, Viktor debe morir...
Pero no permitiré que eso ocurra.
No al padre de mi hijo. No al hombre al que he llegado a... ¿Amar?
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