Cuando Lucy sale de un bosque helado, vestida sólo con un vestido de seda y sandalias, no está segura de cómo ha llegado hasta allí. Pero cuando ve a Colin, sabe con certeza que está aquí por él.
Colin nunca se había sentido tan cautivado por una chica como por Lucy. Cada día que pasa sus vidas se entrelazan, e incluso cuando Lucy empieza a recordar más de su vida -y de su muerte- ninguno de los dos está dispuesto a renunciar a lo que tienen, por imposible que sea. Y cuando Colin encuentra la manera de estar físicamente con Lucy, llevándose a sí mismo al borde de la muerte donde su realidad y la de Lucy se superponen, la alegría de estar juntos durante esos breves momentos robados ahoga todo lo que hay en el mundo exterior.
Pero hay líneas que no deben cruzarse...
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