Los vampiros vinieron a por mí y me vendieron en una subasta a su rey.
La gente intentó durante años convencerme de que los monstruos que veo no son reales.
Se equivocan, pero les permito que crean lo que quieran.
Finjo que las criaturas de ojos rojos eran producto de mi imaginación. Que estoy curada de aquella época terrible de mi vida.
La verdad es que sé muy bien que los vampiros existen.
Pensé que ese era el peor de mis problemas. Ni de cerca.
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