Algunas parejas tienen química.
Otras tienen una conexión.
Nosotros tenemos ambas cosas.
Tomamos giros, nos alejamos. Pero de alguna manera, aún hemos terminado aquí. En el escenario, juntos, frente a decenas de miles de personas. Él sosteniendo una guitarra, yo un micrófono. Cantando la canción que escribí que lanzó mi carrera y me apodó la princesa de la música pop.
La canción sobre él.
Tal vez éramos inevitables desde el principio. Para amar. Para soñar. Para terminar.
Nuestra canción tenía un final.
Nuestra historia podría tener otro.
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