Matilda inicia una guerra con un inquietante Lord Castleton cuando ella le lanza una bola de nieve a la cabeza…
Convertirse en Conde de Castleton no era algo que Arthur Brynnwood deseara. Pero tras enterarse del fallecimiento de su tío abuelo, la responsabilidad de dirigir una finca tan vasta recayó sobre los hombros de Arthur. Cuando llega a la finca y comprueba la mala gestión de las propiedades, pierde los estribos y sube el alquiler a los inquilinos de una pequeña casa de campo situada en sus tierras.
Al día siguiente, la enérgica Matilda Matthews acude a él para pedirle clemencia para ella y su tía enferma, que viven gratis en la cabaña. Demasiado acostumbrado a las artimañas de las mujeres, Arthur permanece impasible ante sus palabras y no recapacita.
Lo siguiente que él sabe es que se está ahogando con una bola de nieve que le han lanzado a la cara y que Matilda se marcha con la espalda recta y la cabeza bien en alto. Captura a la mujer chillona, la somete y la encierra en una recámara hasta que decide qué hacer con ella.
El espíritu de Matilda lo intriga y lo impresiona renuentemente. Ella no es el tipo de mujer tímida y cohibida que suele postrarse a sus pies en Londres. Y su belleza… siente una inesperada lujuria cuando imagina su larga melena rojiza y una mirada que le suplica que la bese. Decidiendo que lleva demasiado tiempo sin tener una amante, sabe exactamente cómo resolver el problema de Matilda: le permitirá el uso gratuito de la cabaña en la que vive durante el resto de su vida a cambio de que sea su amante esta temporada navideña…
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