Rose es la mejor amiga de mi hija, y no debería desearla como la quiero.
Durante años, la he visto crecer y convertirse en una mujer hermosa. La he deseado durante mucho tiempo, pero he sabido disimularlo con mi preocupación paternal por su bienestar.
Hasta el día en que le ofrezco que se mude conmigo y me doy cuenta de que no soy tan fuerte como creía. Quiero reclamar cada centímetro de ella, y no seré tan gentil como se merece.
Rose podría ser inocente y estar completamente fuera de los límites, pero nunca fui un seguidor de las reglas.
Rose será mía, y haré lo que sea para conseguirlo
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