Él era un reto del que ella no pudo alejarse.
Ella era un juego que él estaba decidido a ganar.
Jensen Stone estaba prosperando en su primer año de universidad. Tan sedienta de éxito que ya podía saborear los logros en sus labios. Nada se interpondría en el camino de sus sueños, ni siquiera las presiones sociales de los novatos. Hasta que una noche se encontró en la boca del lobo de la hermandad, aceptando un reto que sabía que no podría completar.
Damien Cross estaba aburrido. Ya no ansiaba el dominio y el control que tenía en las palmas de sus poderosas manos. Estaba decidido a abandonar el imperio que había pasado los últimos diez años construyendo. Lo que no tuvo en cuenta fue la inesperada distracción. Podía estar enfadado por su inoportuno momento, pero las ganas de romper el nuevo juguete que colgaba delante de él lo consumían todo. No estaría mal jugar una última vez.
Una noche. Sus reglas.
¿Obedecerá ella sus exigencias para cumplir un reto?
¿O descubrirá que sus oscuros gustos son todo menos exquisitos?
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