Mi relación con Cole no es sencilla.
Es complicada, frustrante y, a veces, francamente fea.
Verás, me enamoré de un hombre que no podía corresponderme.
Por más que intenté evitar al príncipe de Seattle, la vida nos unió.
Por mucho que me resistiera a la tentación, él se abrió paso en mi corazón.
Por muy pecaminosa que fuera nuestra atracción, nuestros destinos estaban entrelazados.
Pero no te preocupes. La nuestra es una historia de amor después de todo. No tenía ni idea de cómo se desarrollaría nuestro cuento de hadas, pero una cosa sí sabía con certeza.
El destino tenía un retorcido sentido del humor y no jugaba limpio.
Nat King Cole. Así nos llamaban.
Natalie era el sol en mi sombría existencia, pero no era mía.
Éramos amigos en el mejor de los casos. Al menos, eso es lo que nos decíamos.
Por mucho que intentara alejarme de la vibrante chica de ciudad, la vida nos empujó a estar juntos.
Ella estaba fuera de mi alcance, pero vivía bajo mi piel y perseguía mis sueños.
A pesar de la inquebrantable atracción, nunca cruzamos la línea.
Se podría decir que nuestra relación era una prueba de fidelidad. Y hacer lo correcto nunca había sido tan difícil. Puede que hayamos jugado con el destino, pero seguro que...
No tentamos al destino. El destino nos tentó a nosotros.
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