La contraté para arreglar mi empresa, para traer a Marks Lingerie de vuelta a la vida. No esperaba que se convirtiera en mi amiga. No esperaba enamorarme de ella.
La primera regla del negocio es nunca tocar a tus empleadas. Creo que hay otra regla para no enamorarse de tu mejor amiga, una regla en contra de imaginar las curvas de su cuerpo o la forma en que su respiración cambiaría si yo bajara sus bragas y desabrochara mis pantalones.
Ahora, no puedo esperar más. Estoy ignorando las reglas.
A la mierda la compañía.
A la mierda nuestra amistad.
A la mierda mis miedos.
Un imperio de la moda de mil millones de dólares, y está a punto de ser mío…
He trabajado una década para esto. He vendido mi alma y mi reputación. He vivido una mentira, sonreído para las cámaras y odiado a mi misma, todo por esta herencia.
Y luego… aparece ella. Un misteriosa heredera con una ficha de antecedentes penales, botas de combate y una boca que quiero cerrar con mi…
No importa. He jugado este juego durante una década. Puedo continuar la farsa un poco más, mantener mis manos para mí y su cuerpo fuera de mi mente. Puedo mantener mi secreto hasta que la tinta se seque y todo sea mío.
O no.
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