Lana no puede recordar un momento en que no haya estado perdidamente enamorada de Akira.
Incluso saber que él la ve como una hermana pequeña nunca ayudó a amortiguar sus sentimientos.
Pasar una noche juntos sólo lo empeoró.
Seducir a Akira, hizo evidente que la historia de amor era irremediablemente unilateral, y con el corazón roto, Lana huyó de su amada isla paradisíaca.
Ocho años más tarde, Lana finalmente regresa a casa, planeando quedarse brevemente, y sólo por negocios, pero sus planes de irse rápidamente se complican cuando se topa con el hombre al que no pudo superar.
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