The Sky Clan Of The Taori

  

1

Me compraron para ser un bonito peón en el retorcido entretenimiento de mis captores alienígenas. Pero el magnífico alienígena con cuernos que me salva de la muerte no es un peón, y está decidido a vencer a los cazadores. Pero, ¿me está rescatando o me está reclamando como su premio?

Lia:

Como si ser secuestrada por esclavistas espaciales no fuera suficientemente malo, soy vendida a una especie de alienígenas que necesitan extras para sus lunas de entretenimiento interactivo, donde sus privilegiados ciudadanos pueden cazar, luchar o acostarse con nosotras a su antojo. Cuando me separan de mi tripulación y me dejan caer en una exuberante selva alienígena, no tengo ni idea de en qué luna de fantasía estoy, hasta que la primera flecha casi me empala.

El alienígena que me salva y mata a mi atacante no es uno de ellos. Es un Taori que se estrelló en la luna y ahora forma parte del juego de vida o muerte. Enorme y amenazante, con cuernos, cola y tinta oscura que cubre toda la carne expuesta, Torst me mira con un hambre innegable que me asusta casi tanto como los alienígenas que nos persiguen. Pero si quiero sobrevivir, mi única oportunidad es aceptar su protección.

Torst:

Lo último de lo que tengo que preocuparme mientras intento mantenerme con vida y encontrar a mis compañeros guerreros Taori es una hembra humana, pero una vez que salve a Lia de un ataque mortal, es mía para protegerla. Estoy entrenado para matar y defender, y necesitaré hacer ambas cosas si quiero salvaguardar a la pequeña y seductora criatura y sobrevivir a la cacería de los alienígenas.

Si no tuviera que preocuparme por la maldición de la fiebre de apareamiento de mi especie y por las extrañas emociones que se producen en mi interior. Pronto estaré luchando contra algo más que los cazadores alienígenas. Tendré que luchar contra el impulso incontrolable de reclamar a Lia como compañera, quiera ella ser mía o no.

2

El guerrero Taori está loco por la fiebre del apareamiento y ha decidido que soy suya. 

Casi escapo de la retorcida luna de caza del alienígena. Hasta que el guerrero Taori me arrebató, convencido de que me estaba salvando de un enjambre amenazador que sólo aparece en sus oscuros y torturados recuerdos. Ahora estoy atrapada con él en una luna mortal plagada de mercenarios con un único objetivo: matarnos.

 Si quiero seguir con vida, tengo que quedarme en la guarida subterránea del Taori, lo que no estaría tan mal si él no estuviera ardiendo en fiebre de apareamiento y me estuviera mirando como si fuera un sabroso aperitivo. Cuanto más se resista, más maníaco se volverá hasta que pueda ser tan peligroso para mí como los cazadores que merodean por la superficie.

 ¿Cedo a los deseos dominantes y posesivos del alienígena con cicatrices de batalla, o me arriesgo con los cazadores alienígenas que desean cazarme por deporte?