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Jamás sabremos con certeza de cuál hermano gemelo es el bebé que crece en mi vientre. Me arden las mejillas cuando me llevo una mano al vientre… Me sentí como Alicia cuando cayó por la madriguera desde que conocí a los guapísimos gemelos Mavros hace tres meses. Vaya publicista inocente que fui. Eran estrellas de cine y yo era… ¿yo? Y mírenme ahora. ¡Ja! *inserte risa histérica de loca aquí* Será la noticia del siglo como alguien se entere. Nada más me imagino los titulares: ¿QUIÉN SERÁ EL PAPI?
Janus.
Nuestra mujer estaba en su segundo trimestre y todos estábamos listos para hacerla nuestra. Pero me harté de recibir órdenes. Llegó la hora de dar un paso al frente y ser el alfa de nuestro grupito de desadaptados. Me encontraba listo para liderar dentro y fuera del escenario.
No me importa lo que mi hermano gemelo dijera. Era momento de que aprendiera cuál era su lugar. Lo había sacado de aprietos demasiadas veces.
Me tocaban a mí las ventajas de la actuación y ganarme a la chica.
Y se eso significaba alejarme de mis dos hermanos para cumplir mi destino, pues que así fuera.
Leander.
La mujer que lleva a mis gemelos en su vientre se marchó. Otra vez.
Quiero perseguirla y amarrarla a la cama. Otra vez.
Me encargaré de que lo disfrute.
La verdad es que me convierto más en cavernícola con cada día que paso sin ver su rostro.
Es como un instinto.
Tiene a mis bebés y yo la quiero en mi cueva.
Me apetece irme de caza, apresarla y arroparla en mi piel.
Aunque intento ser un mejor hombre. Intento escuchar y esas tonterías, hacer lo correcto.
No creo que aquello sea mi naturaleza.
Pero haré lo que sea necesario para traer a mi mujer de vuelta
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