Utilicé su cuerpo para olvidar el dolor hasta que la línea que trazamos quedó enterrada bajo el agua turbia. Solía creer en tres cosas: Que el amor verdadero sólo existía una vez, que el desamor no podía matarte y que todo sucedía por una razón. Pero si eso fuera cierto, nunca habría visto a Daniel McCray casarse con otra mujer, tener una preciosa niña y fallecer ante mis propios ojos. Todo lo que creía era una mentira. Hasta que los conocí
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