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Como prisionero en la arena, mi mayor batalla no será por mi vida.
Será para el corazón de una mujer.
Una vez que olí a la humana, ella era mía.
Cada parte de mí tenía hambre de ella.
Tocar.
Probar.
Tomar.
Pero ella pertenece a mi enemigo.
Reclamarla me costará.
Puedo sacrificar todo.
Mi venganza.
Mi vida.
Mi alma.
Ella me trajo de vuelta del borde de la muerte, sólo para convertirse en mi vida...
La mujer es mi única conexión con lo que hay más allá de esta celda.
La necesito para saber qué le pasó a
Mi Casa.
Mis hermanos.
Mi hermano.
Entonces me encuentro deseándola para otras cosas.
Cosas que no tienen nada que ver con la libertad.
Y todo que ver con la hembra.
Su tierna sonrisa me calienta.
Su suave tacto calmándome.
Su beso apasionado encendiéndome.
Todo esto amenaza con arruinar mis planes.
Pero, ¿importa el futuro si ella no está a mi lado?
¿Me veré obligado a dejarla atrás?
No si la Diosa del Destino es real.
Así que rezo.
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