En un laberinto de edificios desmoronados y personas desesperadas llamadas la Ciudad Vieja, se alza un hospital con paredes de cemento donde se hacen eco de los gritos de las pobres almas en su interior.
En el hospital, hay una mujer. Su cabello, rubio una vez, pende en enredos por su espalda. Ella no recuerda por qué está en un lugar tan terrible. Sólo una fiesta de té hace mucho tiempo, y unas orejas largas, y sangre…
Entonces, una noche, un incendio en el hospital da a la mujer la oportunidad de escapar, cayendo por el agujero que la encarceló, dejándola libre para descubrir la verdad sobre lo que le pasó hace tantos años.
Sólo que algo más ha escapado con ella. Algo oscuro. Algo poderoso.
Y para encontrar la verdad, tendrá que rastrear a esta bestia hasta el corazón mismo de la Ciudad Vieja, donde el conejo espera a su Alice.
Hay una versión de mi historia que todo el mundo sabe. Y luego está la verdad. Así sucedió. Cómo pasé de ser el primer niño perdido de Peter Pan, y el favorito, a ser su mayor enemigo.
Peter me trajo a su isla porque no había reglas ni adultos que nos hicieran pensar. Trajo chicos del Otro Lugar para que se unieran a la diversión, pero la idea de diversión de Peter es más aguda que la espada de un pirata. Porque nunca ha sido todo diversión y juegos en la isla. Nuestros vecinos son piratas y monstruos. Nuestros juguetes son un cuchillo, un palo y una piedra, el tipo de juguetes que muerden.
Peter prometió que todos seríamos jóvenes y felices para siempre. Peter miente.
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