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Desde el día en que Lord Dillon ganó sus espuelas, los rumores sobre su salvajismo en el campo de batalla le han precedido en todas las habitaciones, acallando las lenguas y despertando el miedo. Cansado de la batalla, sólo desea encontrar una mujer con la que casarse, que se acerque a él no con miedo sino con la ternura que ha estado ausente en su vida durante tanto tiempo. Sin embargo, sólo la sabia parece estar siempre a gusto en su presencia. Tal vez porque ella provoca en los demás el mismo temor que él mismo.
Durante siete años, Alyssa ha estado al lado de Lord Dillon, aconsejándolo desde las sombras, curándolo con sus manos y evitando lo peor de su soledad mientras su temible reputación mantiene a raya a los demás. Bendecida o maldecida con dones que la califican de hechicera, se ve obligada a ocultar su juventud y el amor que alberga por él bajo unas ropas lóbregas que hacen creer a Dillon y a su pueblo que es la misma anciana sabia que sirvió a su padre.
Sin embargo, todo se revela y las pasiones se desatan cuando un enemigo amenaza la vida de Dillon y Alyssa lo sacrifica todo para salvarlo. Cuando Dillon descubre que la sabia no es ni mucho menos una anciana, se queda prendado al instante. Y, mientras él y Alyssa trabajan juntos para derrotar a un enemigo empeñado en destruirlos a ambos, Dillon arriesgará todo -incluso la ira de su rey- para estar con ella
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