Soy un sacerdote, un mensajero de Dios, un hombre bueno.
Al menos eso es lo que quiero que crean todos.
Ella es una oveja perdida, a la deriva de su rebaño y buscando refugio de los lobos que le pisan los talones.
Busca la salvación, la protección, el perdón de sus pecados.
No soy el hombre para dárselo.
Pero por primera vez en mi vida, quiero serlo.
Poco sabe ella...
Que hasta Satanás se disfraza de ángel de luz
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