Mi entrenador de clavados, Everett, me ha entrenado hasta los Juegos Olímpicos.
Ahora compito en un escenario mundial por una medalla de oro.
Pero cuando llegamos a Tokio, mi técnica no funciona. Estoy inquieta, dolorida, y no sé por qué.
Pero Everett sabe exactamente lo que necesito para recuperar la concentración.
Ahora me entrena de una manera totalmente nueva, revelando una obsesión conmigo que ha estado cociendo a fuego lento bajo la superficie durante años, preparándose para hervir
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