Fue el día más importante de mi vida.
Sé que la mayoría de la gente dice eso de algo alegre; una graduación, una ceremonia de boda, el nacimiento de su primer hijo. Mi situación era un poco diferente.
Claro, era mi decimoctavo cumpleaños, pero también era el día en que me vendieron.
Vendida a un hombre con el cabello como una corona de oro y los ojos más negros que las fosas más oscuras del infierno.
Me compró para poseerme, para controlarme y para utilizarme como un medio para un fin.
Yo era su herramienta y su arma.
Y a través de todo ello, de alguna manera, también me convertí en su salvación.
Fue el peor día de mi vida.
Sé que la mayoría de la gente dice eso acerca de algo obviamente horrible; un primer desamor, el descubrimiento de una enfermedad fatal o el funeral de un ser querido; pero mi situación era un poco diferente.
No solo fue el día de mi boda, sino que también fue el día que elegí morir.
Dos hombres.
El primero, mi Maestro, mi captor y mi amor imposible.
El otro, su hermano, un mafioso al que estaba destinado a atrapar y arruinar.
Si tenía alguna esperanza de vivir una vida normal reunida con mi familia, tenía que tomar una decisión.
Terminar con mi antigua vida como la conocía y empezar de nuevo o acabar con los monstruos que me perseguían a mí y a mi Maestro.
Al final, la decisión nunca fue realmente mía. Porque Alexander Davenport vendría a reclamarme incluso en la muerte.
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