Todo comenzó bajo una lluvia torrencial. Su camisa mojada se pegaba a su duro cuerpo. Mi cabello empapado se extendía por mi cara.
Bromeamos. Él sostuvo la puerta. Descubrí su nombre.
Y, durante medio segundo, caí con fuerza.
Entonces el disco se detuvo. Olvida su rápido ingenio, esos bíceps, y sus impresionantes ojos azules claros. El sexy hijo de puta demostró que sería un error más.
Pero Jackson no se iba a rendir tan fácilmente. Está decidido a mostrarme que los opuestos no solo pueden atraer, sino también encenderse.
¿Podemos él y yo convertirnos en un nosotros? ¿O cualquier posibilidad que teníamos de un futuro se ha desvanecido ya?
Está el novio y está el amigo. Yo soy el amigo. El chico en el que se apoya, con el que se ríe y con el que se queja.
El chico que entiende todas sus bromas y la ve en su peor momento.
El chico con las manos metidas profundamente en los bolsillos para evitar tocarla.
El chico al que se le da tan bien ocultar sus sentimientos que ella no ha sospechado ni una vez.
Hasta el día en que la obligo a tomar una decisión y todo cambia.
Hasta el día en que le ofrezco la elección que ha estado delante de ella todo este tiempo.
¿Él o yo?
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