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los príncipes tienen pompa y gloria, no se enamoran de los plebeyos.
Nada como un buen escándalo para desatar las malas lenguas de la alta sociedad londinense. Por eso cuando hallaron muerto al secretario personal del príncipe Sebastian, heredero del trono de Alucia, durante su visita oficial a Inglaterra, el asesinato se convirtió en el principal tema de conversación para todos, incluida Eliza Tricklebank. Su irreverente revista de chismorreos se había beneficiado de una pista anónima sobre el crimen, y había empujado a Sebastian a convertirse en detective. Además de suscitarle un gran interés por ella.
Todos los jóvenes de la alta sociedad de Londres competían por la mano de lady Caroline Hawke, salvo uno. El guapo y libertino príncipe Leopoldo de Alucia no recordaba ni siquiera bien su nombre, y aquel insulto no debía tolerarse. Así pues, Caroline iba a asegurarse de que Leo no la olvidara nunca más: se encargó de que los chismes más escandalosos sobre su persona aparecieran en una revista para mujeres... Mientras, secretamente, ponía los ojos en él.
Alguien había estado retratando a Leo como un canalla, pero ¿quién?
Lo estaba destruyendo socialmente. Y, peor aún, estaba poniendo en peligro su investigación sobre una red despreciable que se extendía hasta las más altas esferas del gobierno británico. Leo necesitaba que lady Caroline le ayudara a recuperar la aceptación de la alta sociedad. Sin embargo, aquel encantador príncipe estaba a punto de descubrir que reclutar a la atractiva dama podía costarle el corazón, el alma y, a los dos, la reputación...
Había descubierto su secreto. Ahora empezaban de verdad los problemas...
Tras un luto de tres años, y de convertir la revista de su difunto marido en la publicación de moda y chismorreos más picante de la alta sociedad, Hollis se sentía como si su vida se hubiera quedado vacía. ¿Qué iba a hacer una viuda joven de buena reputación? Pues husmear en un supuesto golpe de estado... con la ayuda de un caballero galante y misterioso que podría ser el malo de la historia.
Marek Brendan estaba investigando unos terribles rumores de una alta traición que amenazaba a su país, Wesloria, aunque debía proceder con mucha cautela. Nadie podía descubrir la verdad. Después de todo, ¿quién iba a creer que él era el heredero perdido de la Corona? Solo Hollis Honeycutt parecía saber más de lo que dejaba entrever, y lo peor de todo era que no podía resistirse a sus encantos. Pero ni siquiera la amenaza de una traición que ponía en peligro un trono y todo un país era tan peligrosa como una preciosa viuda que tenía la determinación de descubrir la verdad y encontrar a su propio príncipe
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