Todos tenemos placeres culpables.
El mío era el chico que acogió mi padre. El chico para el que todos decían que era demasiado bueno. El que yo sabía me arruinaría.
Pero no pude evitarlo. La forma en que sonaba la voz de Noah Greyson cuando me cantaba canciones de cuna de whisky en la oscuridad; Qué perfectos se sentían sus brazos envueltos alrededor de mi estómago, su nariz acariciando mi cabello, eso es lo que me hizo caer.
Esa intimidad fue lo que me hizo tan débil. Pero ahora millones de mujeres se quedan dormidas mientras Noah canta la historia de amor que escribimos, y nunca fue para el mundo.
El peor error que cometí no fue amarlo, fue pensar que él también me amaba.
Al menos eso es lo que pensaba hasta ahora…
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