En mi defensa, no sabía que ella era su hermana...
Soy un paria en el equipo en el que juego. Algo sobre mi caso crónico de idiotez y ese asunto con el capitán cuando empezó la temporada. Mi puño, su mandíbula. Sí, tenemos historia y no en el buen sentido.
El entrenador me ha advertido que termine con esto o me voy a la banca. Y ese es un golpe que mi carrera en la NHL no puede soportar. Así que el plan es simple. Mantener la cabeza baja y terminar mi contrato.
Sólo que hay un problema.
Allie. Una chica que conocí en Vancouver meses atrás. La de la sonrisa sexy, tímida y pecaminosamente audaz, la dueña de la boca más dulce que he probado en mi vida. La chica que me volvió loco y luego desapareció sin darme su número.
Resulta que es la hermana menor del capitán. Y aunque mi carrera depende de ello... No puedo alejarme de ella.
Una mirada y sé... esta chica me odia.
Debería alejarme, encontrar un conejito de disco para sentarme alegremente en mi regazo y decirme lo gran semental del Hockey soy, totalmente cierto, por cierto. Pero hay algo sobre esta pelirroja luchadora que no puedo dejar ir. Tiene una ventaja que es sexy como el infierno y una boca inteligente que me ha estado atando desde la noche que la conocí.
Ella me dice que lo olvide, no vamos a pasar. Pero este no es el tipo de mujer que un hombre olvida. Especialmente cuando el aire
comienza a chisporrotear y estallar cada vez que nos acercamos a diez pies el uno del otro. Ella está en mi cabeza y debajo de mi piel, y todo en lo que puedo pensar es en la forma en que me miró esa vez. Como si ya supiera cómo podría ser entre nosotros.
No soy el tipo de chico que una chica como ella lleva a casa... Pero tal vez quiera serlo.
La única persona sin la que no puedo vivir. La chica con la sonrisa más radiante, la nevera llena y el niño más increíble que he conocido nunca.
También es la madre soltera más sexy que existe y mi misión es protegerla de tipos como yo. No voy a arriesgar nuestra amistad intentando algo más.
No puedo ser su novio para siempre. No soy ese tipo de hombre.
Soy el chico divertido. El payaso de la clase. El jugador de hockey. Soy feliz por ahora, pero no para siempre.
Me mantengo en mi sitio, pero cuando el ex de Cammy necesita una lección, mi parte impulsiva y sobreprotectora salta al ring y paso de ser su mejor amigo a su novio falso en el tiempo que dura un beso.
Y eso es solo el principio. Porque cuando se trata de Cammy...
No hay nada que no haría por ella. Incluso si eso significara mi ruina.

Su boca es tan caliente que derretiría el hielo.
Diez días. Eso es todo lo que pido. Pero ninguno de mis compañeros de la NHL está dispuesto a soltar a una hermana, prima o amiga de confianza para que haga de novia falsa para esta boda.
Malditas tonterías. Sí, mi boca es conocida por llevarme a lugares donde no pertenezco. Pero esta derretidora de bragas de clase cinco está en confinamiento porque lo último que necesito es otra complicación.
Estoy a punto de rendirme cuando el destino responda a mis plegarias.
No soy su tipo.
No sale con deportistas.
Todo lo que esta brillante, sexy y triunfadora quiere es un poco de diversión, un escape de su vida impulsada por su carrera.
Es un arreglo simple. Entonces, ¿por qué lo estoy complicando?

NAVIDADES SUCIAS es una novela corta independiente, sensual y alegre, ambientada en el mundo del hockey de Slayers.
En lo que a robos de coches se refiere, sé que tuve suerte. Pero aun así,
la Navidad es dura.
Ahora estoy atrapada en un pueblito de luces brillantes, con mis planes de evitar la euforia navideña desapareciendo por completo.
Empiezo a sospechar que no hay escapatoria de este montón de carbón cuando una pelirroja con mucha energía aterriza en mi regazo.
De repente, sé exactamente qué quiero para Navidad.
Ahora solo tengo que convencerla de que no soy el jugador travieso que ella cree que soy y que me dé la oportunidad de ganarme un lugar permanente en su lista de los buenos.

La paternidad me pilló por sorpresa.
Ahí estaba, intentando sacar de quicio a mi gruñona, acaparadora de reglas y desternillante, futura exvecina, cuando mi ligue de la temporada pasada apareció... de parto.
De repente, era un padre soltero que suplicaba un curso intensivo sobre cómo cuidar a este pequeño milagro a la vecina que adoraba odiarme.
Resulta que Nora crio a la mitad de sus hermanos.
Ella sabe cosas.
Y sé que mi hijo la necesita.
Por desgracia, no le impresiona mi carrera en la NHL, mi encanto legendario ni los rumores sobre el tamaño de mi vara (todo cierto, por cierto).
Pero no intento impresionarla. Ya no. No puedo.
Le pido que me ayude, porque mi hijo se merece algo mejor que un jugador que ni siquiera ha tenido la oportunidad de leer el manual.
Lo que significa que, por mucho que me guste su bocaza y esas reglas que no rompe... Nora está fuera de mi alcance.
Las malas ideas son como mi superpoder
Soy Ben Boerboom, el chico del disco favorito de la NHL, y Lara es mi ex mejor amiga, que está buenísima. También es la amiga que se escapó y mi sucia, muy sucia , cómplice de esas dos semanas locas que no debían cambiar nada... pero lo hicieron.
Lo quería todo. Habría envuelto mi eternidad alrededor de su dedo si me hubiera dejado. Pero si tomar malas decisiones es mi habilidad especial, la de Lara es tomar las buenas... Como dar prioridad a sus objetivos profesionales y al tipo de seguridad que no tuvo mientras crecía.
No quiero volver a pasar por ese tipo de desengaño. Así que, que salgan los conejitos. Años de conejitos.
Ahora Lara ha vuelto a mi ciudad. Temporalmente. Y gracias a una tubería rota y a un malentendido con mi hermana, se está quedando en mi habitación de invitados.
Han cambiado muchas cosas, pero dos no. Sus objetivos y la forma en que a veces cree que mis malas ideas son buenas... como cruzar esas líneas que juré que no volveríamos a cruzar.