1
No hables con desconocidos. A menos, claro, que lleven botas y sombrero de vaquero. Entonces, habla con ellos. Mi vida iba de maravilla. Bueno, al menos hasta la noche en que descubrí que mi novio se acostaba con medio pueblo. Sin ningún sitio adónde ir, me encerré en un motel con lo que cabía en el coche. Pero ni siquiera veinticuatro horas después de mudarme a ese cuchitril, un fornido desconocido irrumpe con una máscara de esqueleto. No podía ser peor, ¿verdad? Incorrecto. Porque ahora este enmascarado me exige que me mude con él hasta que consiga lo que quiere. ¿Y qué pasa con los vaqueros y los rancheros? Nunca se echan atrás ante un desafío.
No hay comentarios:
Publicar un comentario