Me llamo Dakota Wexler, y mi plan era sencillo: estudiar, sobresalir y no dejarme distraer por idiotas llenos de músculos y testosterona.
Luego llega él, Hunter Slates, y manda todo a la mierda.
Hunter no es solo el rey indiscutible del campus, un egocéntrico patológico: es el protagonista de cada cotilleo subido de tono que las animadoras adoran susurrar, el quarterback que todas desean y que todos quieren ser. Es un jodido enigma. Increíblemente guapo, arrogante como pocos, y, oh, pequeño detalle: esconde un secreto que podría cambiarlo todo. No sé exactamente de qué se trata, pero sé que es algo grande, algo que nadie, ni siquiera él, conoce del todo.
¿Yo? Solo soy una empollona con la cabeza llena de sueños y lenguas antiguas, catapultada a un mundo de fiestas y mentiras, donde él se divierte desafiándome, provocándome, empujándome más allá de todos mis límites. Cada vez que intento escapar, Hunter me arrastra de nuevo a su caos – con una mirada, una sonrisa de cabrón, o uno de esos movimientos suyos calculados para destruirme desde dentro.
Pero hay más. Detrás de esa sonrisa arrogante y esa fama de playboy, hay un chico que esconde cicatrices profundas, secretos que no quiere compartir con nadie, ni siquiera conmigo. Y cuando su misterio amenaza con arrastrarnos a ambos, me encuentro frente a una elección imposible: protegerlo y arriesgarme a perderme, o dejarlo hundirse y mantener a salvo lo que queda de mí.
Hunter Slates no es solo un quarterback. Es una tormenta, un peligro, un enigma imposible de ignorar. ¿Y yo? No sé si podré ganar este partido sin perderlo todo.
Bienvenidos a mi historia. La de un quarterback que no sabe lo que significa “no” y de una empollona que no puede dejar de decirlo.
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